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miércoles, 3 de agosto de 2011

CAd cual atiende su juego. Breve noticia Historica

IV. Breve noticia histórica

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ArribaAbajo1. Tres autores del Siglo de Oro

Rodrigo Caro, Alonso de Ledesma y Gonzalo Correas.

1. La valorización de los juegos y rimas infantiles tiene un increíble antecesor en el sevillano Rodrigo Caro (1573-1647). Presumiblemente ultima su libro Días geniales o lúdricos (c.a. 1626), erudita descripción de los juegos de la antigüedad, enlazándolos con los dichos, entretenimientos, canciones de los muchachos sevillanos, rescatados para la literatura por la agudeza de su ingenio. Adivina quién te dio, La Gallina ciega, Tres en raya, La Rajuela, Filderecho (salto de mula), Pun puñete, y tantas otras cosas de la niñez, con las que entretenían sus tardes, eran ya de antiguo practicadas por los infantes. Bien entendía el humanista Rodrigo Caro el secreto de ese universo lúdico y cotidiano:
«El ser materia pequeña y olvidada antes realza el ingenio. Mas acredita la agudeza de su vista, el que en la noche oscura con incierta luz de estrellas descubrió el menudo aljofar, perdido y envuelto en la arena.»

(Días geniales..., cap. VII t. II)82
               

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Esa materia pequeña, esa ignorada perla enterrada, los juegos infantiles, le llevó a Rodrigo Caro «un intervalo mínimo de diez años -tal vez quince-»83. Seis diálogos en lengua castellana, juegos circenses, gimnásticos, ceremonias, fiestas varias, burlas, juegos, juguetes de niños. Días únicos de ocio y entretenimiento, erudición, agudeza, no editado hasta 1884, en Sevilla.
Llega hoy en edición anotada, preliminar y magnífico estudio de Jean Pierre Etienvre (1978).
Curiosamente, Rodrigo Caro le llama Libro expósito. Es decir, libro huérfano. Tan huérfano, que firma Juan Caro, disimulando su paternidad. La materia del libro es -lo diríamos actualmente- una actividad marginal para la «república de las letras». Lo es aun en investigación. Libro expósito, asunto difícil de defender, pues como bien lo sabía Rodrigo Caro
«... Cuando se había de esperar de mí algún tratado con que   —160→   ayudase y sirviese a la república literaria saliese ahora con esas niñerías ¿no merecería ser desterrado?»84.

Sin embargo, el Renacimiento y el Siglo de Oro revalorizan lo ingenuo y lo popular; por lo tanto no olvidan, en la vitalidad de la época, el juego compartido con los niños.
Más allá de la lucha entre conceptistas y culteranistas, el gusto por lo popular -y es de ley recordar a Lope de Vega, Tirso de Molina, las letras «para el vulgo» de Góngora y Quevedo- se refleja en la publicación de cancioneros, romanceros, libros de música, refraneros, letras vueltas a lo divino, representaciones teatrales.
2. El segoviano Alonso de Ledesma (1562-1623), en Juegos de Noche Buena a lo Divino (1611), toma los juegos infantiles para extraer de ellos enseñanzas morales. Considerado como iniciador del conceptismo en verso, Ledesma vierte en glosa a lo divino, letrillas, juegos: Las cuatro esquinas, Pasan los Caballeros, Caracol col col, La Pero Gil.
Los Oficios mudos, La gallina ciega, etc.85; retenidos cuatro siglos más tarde en el mundo de los niños.
El juego de La gallina ciega es glosado y dedicado a Santa Lucía, transcribiendo la letrilla popular


¿Qué venden en la tienda?



Espadas.



¿Qué venden en la plaza?



Escaramujos.



Con ellos te saquen los ojos si vieras.



Amén.




y glosa
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Entre las vírgenes juega



la bellísima Lucía



a quien le toca ese día



hacer de gallina ciega;



mucho a Dios, que es luz, si llega



y aunque mas tapada esté



paréceme a mí que ve



a su dulce esposo, Cristo.



Más ¿qué mucho si le ha visto



con los ojos de la fe?




  
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Alonso de Ledesma adivina que las circunstancias, el mundo, «aprieta ciega y aflige / por tener tantos dobleces». Veintiún años más tarde, el cardenal Zapata prohibía Juegos de Nochebuena moralizados, incluyéndolo en el Índice. El temible Índex, lista negra de la censura, de autores y libros prohibidos por la Iglesia.
Señalo una curiosa relación. Caro, Ledesma, Correas, pertenecieron a una misma franja generacional. Entre ellos la diferencia de edad rondaba, con mucho, unos diez años. Eclesiásticos los tres, eruditos, humanistas, poetas, viviendo entre la mitad final del mil quinientos y la primera mitad del mil seiscientos, hoy reunidos aquí en aleatorio juego.
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Extraño y azaroso derrotero de su obra «menor», o principal: el libro de Rodrigo Caro, el de escondida paternidad, permanece inédito, hasta que en 1884, en publicación restringida, lo publica la Sociedad de Bibliófilos Andaluces. Juegos de Nochebuena, de Ledesma, es prohibido y censurado en 1632. La magistral obraVocabulario de refranes y frases proverbiales (1627), de Gonzalo Correas, aguarda manuscrita hasta su primera edición por la Real Academia en 1906.
3. Dedicado a la lingüística, catedrático de griego y hebreo en la Universidad de Salamanca, Gonzalo Correas (1571-1631) recopila con criterio científico refranes, proverbios, cuentecillos, adivinanzas, canciones, poesía popular, conjuros y juegos infantiles...
En su monumental Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627) recuerda el maestro Correas:
«Éste fue el primer refrán que oí, siendo niño de hasta siete años y entendí su sentido. Iba yo con dos hombres por un camino a ver un abuelo, o a que él me viese, y en él se nos juntaron otros dos conocidos de ellos. Preguntó uno, cuyo era yo; dijérenselo, y añadió el otro mirándome: "Con quien paces, que no con quien naces". Con esto me quedó firme y diré mi sentir»86.

¿Habría comenzado, desde entonces firme, la idea desarrollada durante tantos años de recopilar el saber popular? No sólo es «la fuente más importante de canciones antiguas», dice la erudita Margit   —162→   Frenk Alatorre87, sino, para nuestro estudio, un continuo hallazgo de dichos y juegos de los niños, desde la mágica invocación al sol, conjuros a las lagartijas, al caracol, col, col, dichos para hacer andar a los niños (Anda, niño, anda) y tantos otros. Correas sigue diciendo su hondo saber y sentir de la poesía y juegos tradicionales del Siglo de Oro.
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La huella de los juegos
¿Cómo, adónde, seguir la huella de los juegos, de infancias repetidas y repartidas en otros tiempos?
He aquí un extenso territorio para explorar e investigar: la supervivencia de viejos juegos greco-latinos, su presencia en la vida cotidiana, en la cultura española del Siglo de Oro, sucintamente expuestos, sus huellas a fines del XIX, principios del XX, hasta nuestros días.
En un bosquejo -que no en una profundización del tema, algún día necesariamente abordable- esbozaremos un panorama de los testimonios consultados en:
I. Tres autores del Siglo de Oro (Rodrigo Caro, Gonzalo Correas, Alonso Ledesma).
II. Colecciones de folklore literario (XIX y XX) y juegos infantiles.
III. Libros infantiles didácticos y de entretenimiento (XIX-XX), Esta clasificación, como todo esquematismo, pierde su nitidez al yuxtaponerse, en ocasiones, los límites, a veces imprecisos entre los últimos apartados.
Siglo XIX
Reconocemos en Cecilia Böhl de Fáber -Fernán Caballero- una figura notoria en la recolección del material oral, con la publicación de Cuentos, oraciones adivinas y refranes populares e infantiles (1877). Si bien es cierto que Fernán Caballero «re-cuenta» el material original, alejándose de los criterios mantenidos por folkloristas posteriores, su interés por el mundo de la infancia le confiere un lugar especial en nuestro rápido bosquejo histórico del folklore infantil.
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Siglos XIX y XX
Con el objeto de situar un marco referencial, nos referimos a Primera etapa fundacional (1881-1919), incluyendo a Antonio Machado y Álvarez, Hernández de Soto, Rodríguez Marín, Maspons y Llabrós, Braulio Vigón, Aurelio del Llano, Sixto Córdova Oña.
Segunda etapa fundacional (1920-1939): Serra y Boldú, Aurelio Capmany, Joan Amades, Fermín Bouzas Brey, Resurrección María de Azcue, Bonifacio Gil, Eduardo Torner.
Continuidad 3) (1940-1970): Diego Cuscoy, José Pérez Vidal, Arcadio Larrea, uniendo la investigación en Literatura infantil de Carmen Bravo y la del poeta Gabriel Celaya.
Continuidad 4): (1974-1983): Grupo Etniker-Bizkaia, Joaquín Díaz, Josep Bataller Calderón, etc.
Este esquema corresponde a una necesidad instrumental de reunir en zona de fechas, sin poder detenerme en el conflictivo tema de generación88, que desborda por su complejidad el capítulo presente.
En la simplificación mayor, a efectos operativos, he optado en general por la fecha de publicación de las obras, aunque en ciertos casos sigo los datos proporcionados por el investigador, quien establece los datos cronológicos de recolección del material, anterior a su publicación, como sería el caso de Sixto Córdova Oña. Si el autor-investigador comienza su labor, publicación, en una «etapa», continuando en la siguiente (por ejemplo, Rodríguez Marín, Joan Amades), aparece incluido en el comienzo de su tarea de recolección.
Esta zona de fechas maneja las siguientes pautas: a) la de un período de fundación, comienzo, creación de grupos de estudio, centros, agrupaciones, lazos de amistad y colaboración entre investigadores, como la primera y segunda etapa fundacional; b) la que en el juicio de Aranguren determina, más que categoría de generación, los acontecimientos históricos89, como el de la guerra civil, y los años posteriores (continuidad tercera) hasta el presente, señalados por la transición hacia la constitucionalidad (continuidad cuarta).
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ArribaAbajo2. Colecciones de folklore literario y juegos infantiles (siglos XIX y XX)


1. Primera etapa fundacional
Antonio Machado evoca en sus recuerdos poéticos la figura de su padre:
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Esta luz de Sevilla... En el palacio



donde nací, con su rumor de fuente.



Mi padre, en su despacho. La alta frente



la breve mosca, y el bigote lacio.



Mi padre, aún joven. Lee, escribe, hojea



sus libros y medita. Se levanta.



Va hacia la puerta del jardín. Pasea.



A veces habla solo, a veces canta



(Antonio Machado: Nuevas canciones)
               

1.1. Antonio Machado y Álvarez, dos siglos más tarde de aquellos Días geniales o lúdricos, inicia en Sevilla los estudios de folklore.
Fundaría la Sociedad del Folklore Andaluz (1881) y la Biblioteca de Tradiciones Populares. Entre sus numerosas publicaciones, observó y apuntó los entretenimientos populares de los niños.
Publica en El Folklore andaluz (Sevilla 82-83), «Juegos infantiles españoles», reunión de las retahílas para los niños más pequeños, para mover las manos, acariciar... Otro artículo, «La niña de los ojos negros. Juego infantil», sobre el tema de elección de novia, de un viejo romance: «Hebrita de oro traigo»90.
En Revista de España: «El folklore del niño. Juegos infantiles» (1885); y «Folklore del niño. Juego de niños de ambos sexos» (1886). Dos interesantes análisis de los juegos de los primeros años, que diera a conocer Hernández de Soto. La colaboración de Antonio Machado y Álvarez en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, entre los años 1882-1887 -por ejemplo «Juegos infantiles españoles. Folklore» (1884)-, adquiere un valor innegable. Esta presencia de los estudios de la tradición popular infantil -y no sólo   —165→   de Machado y Álvarez- en el órgano informativo de la Institución demuestra el acercamiento a la cultura popular, en la renovación educativa que propulsara, desde 1876, la Institución Libre de Enseñanza.
1.2. En la etapa fundacional, la Biblioteca de Tradiciones Populares núcleo el esfuerzo de los nacientes estudios folklóricos. Hernández de Soto recoge en los volúmenes II y III, Juegos infantiles de Extremadura (1884-86), valiosísimo material para el estudio de las diversiones de la niñez; cita indispensable en las posteriores recolecciones, dada la amplitud y variedad de los textos incluidos. Cuentos esparcidos en los diez volúmenes restantes, canciones, creencias, retahílas de Extremadura, Madrid, Galicia, con especial mención del Cancionero popular gallego, de Pérez Ballesteros (tomo X), en la que es dable rastrear dichos y diversiones de los niños gallegos.
1.3. Un par de años antes, Rodríguez Marín daba a conocer su monumental Cantos populares españoles (1882); el primero de sus cinco volúmenes está dedicado a Nanas y Rimas infantiles con fundamentales notas de folklore comparado. Esencial para la historia de la tradición oral y culta resulta su estudio,Pasatiempo folklórico. Varios juegos infantiles del siglo XVI (1932), sobre la permanencia de dichos y diversiones, a partir del manuscrito del siglo XVI, tituladoMemorial de un pleito, que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid91.
1.4. En Asturias, entre las poblaciones de Villaviciosa, Colunga y Caravias, Braulio Vigón recogió de los niños, en las escuelas de la zona, Juegos y rimas infantiles (1895). En la segunda parte de Esfoyazas y Cantares asturianos (1924), Aurelio de Llano reúne 148 rimas y aleluyas de la infancia.
1.5. Recogiendo el material de viejos, jóvenes, y corros de la provincia de Santander a partir de 1885, según lo recalca en el prólogo el presbítero Sixto Córdova Oña, reúne su Cancionero infantil español (1948), editado veinticinco años más tarde de estar concluido, inagotable y no superada colección lírica infantil, con descripciones de juegos, textos y notaciones musicales.


  
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2. Segunda etapa fundacional
2.1. Entre 1920-1939, el interés por una cultura popular acrecentó el alcance de recolecciones, publicaciones, revistas, libros, conferencias. La narrativa infantil de ese periodo está invadida de dichos, cancioncillas, juegos y temas tradicionales, aunque incorporadas a una prosa con claves de humor y nuevas imágenes.
2.2. En este periodo Cataluña subrayó su persistente preocupación por el rescate de su tradición popular. Destacamos tres autores Aurelia Capmany, Valeri Serra i Boldú, Joan Amades.
  • Multifacética personalidad de Aureli Capmany, en la que señalamos su atención a las manifestaciones populares y el mundo infantil en Cançons i jocs cantats de la infantesa (1923), en colaboración con el musicólogo Frances Badelló. La pequeña y excelente recopilación (entretenimiento para alegrar a los pequeños, sorteos, canciones para danzar y jugar) lleva notas descriptivas de gestos, movimiento, sugerentes datos sobre antigüedad o simbolismo del juego, en especial de la luna y el sol. Incluye el cuento El gigant del pi, como ejemplificador de una canción del mismo título. Publicado por la Educación de Catalunya y destinado a los niños, no olvida el interés de los eruditos, padres y maestros a los que evidentemente se dirigen las notaciones musicales y la introducción de Badelló.
  • Serra i Boldú publica Folklore infantil (1932), cotejando juegos de niños en versiones de toda la península e incluyendo un muy interesante material gráfico:
«Los juegos y versiones catalanas que aquí se incluyen han sido tomadas en su mayor parte de un copioso tratado, Jocs infantils de Catalunya, que al autor le fueron premiados en un concurso celebrado por la Associació Protectora de l'Ensenyança Catalana, en el año 1919. Procedían de las investigaciones practicadas en diversos pueblos para documentarse, y de los concursos celebrados entre niños y niñas de varias escuelas, al objeto de reunir un buen acopio de juegos y rimas infantiles».
(Serra i Boldú: Folklore infantil)92
               


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  • Joan Amades. De la extensa, peculiar e infatigable búsqueda de Joan Amades enumeraremos Cultura infantil (1936), sobre costumbres, fiestas de participación infantil, creaciones, juegos y dichos de los niños. Advierte el autor en la introducción de este libro su preocupación por la cultura infantil, que le ha llevado a incluir en otros volúmenes de su Biblioteca de Tradiciones populares diferentes aspectos: fórmulas de sorteo, adivinanzas, códigos, leyes del juego de los niños. Las fórmulas-trabalenguas, rimas y cuentos encadenados en Jocs de paraules i jocs de memoria (1935), son un magnífico material para los aspectos lúdicos y nemotécnicos de la lengua. Interesante es asimismo el registro de juegos de los muchachos del Auca de jocs de la mainada (¿1947?), estudio comparativo con una antigua auca aparecida en Valencia en el siglo XVII, que tuviese la difusión a través de esta forma de literatura llamada pliego, o de cordel.
Las canciones de cuna, de rondas, juegos, creencias, fueron incluidas en Folklore de Catalunya: Cançoner I (1951) y Creencias III (1951), imprescindibles pistas de la tradición catalana referente a la infancia.
En Ariux de Tradiciones populares (1928), revista folklórica promovida por Valeri Serra i Boldú, aparecen varios artículos de juegos infantiles firmados por Roca i Fábrega, Carmen Serra, Aureli Capmany, Joan Amades, Fermín Bouzas Brey93.
2.4. Fermín Bouzas Brey, nacido en Pontevedra y por esos años juez en los valles de Arán, impulsor del Semanario de Estudes Gallegos (1923), centró su tarea como etnógrafo en la literatura popular, la paremología y la etnografía espiritual.
«En la generación de los grandes gallegos galleguistas, que empezó a despuntar hacia 1920 y que floreció en 1930 y después, Don Fermín Bouzas Brey ocupa un lugar destacado».

(Julio Caro Baroja)94
               

2.5. En el Cancionero popular vasco (1937) de Resurrección María de Azkue aparecen varios juegos y canciones infantiles. En la importantísima recolección de Azkue, Euskaleriaren   —168→   Yakintza-Literatura popular del País Vasco (1935-1947), se incorporan dichos, lenguaje, trabalenguas, creencias, juegos, canciones infantiles. El volumen IV, en su tercera parte, está dedicado a Juego de niños. Señala Azkue que
«De estos 232 juegos, 134 tienen música, y de ellos unos cuantos fueron publicados en mi Cancionero Popular Vasco».

2.6. En 1931, el erudito Rodríguez Moñino destacaba la importante recolección de Bonifacio Gil en tierras extremeñas: el Cancionero popular de Extremadura I (1931). De las doce secciones que constituyen el plan de la obra, incorpora 46 Canciones infantiles. El volumen II aparecerá veinticinco años más tarde, incluyendoJuegos infantiles, señalando su autor tener dispuesta desde años anteriores para su publicación, un extenso material de Canciones y Juegos infantiles.
2.7. Solitaria tarea la del catedrático Florentino Castro Guissasola, quien recoge en Almería (probablemente de 1920 a 1940) 208 entretenimientos y canciones de los chiquillos, apuntando sugerentes relaciones entre lo popular y lo literario. Juegos y canciones de los niños de Almería, apareció en edición homenaje, en 1974, revisada por Antonio Tapies.
2.8. Eduardo Torner, musicólogo, investigador de la lírica tradicional y su relación entre lo popular y lo culto, comparte los días dorados con el mítico grupo de la Residencia de Estudiantes: Moreno Villa, Lorca, Alberti, Prados. Eduardo Torner revaloriza la escuela como posibilitadora de la trasmisión oral. Su compilación de cuentos, leyendas, romances, juegos y danzas, titulada Folklore en la escuela (1936), incluye piezas breves de autores clásicos: Lope de Rueda, Lope de Vega, entremeses anónimos del siglo XVII, acorde con la visión del teatro popular «literario, artístico y quintaesenciado» de la generación del 27.
La Revista de Pedagogía publica este libro en 1936. Ese mismo año estalla la guerra civil española, desgarrando vidas, proyectos, memorias, presencias.
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«Lo decisivo son siempre los acontecimientos. Éstos son los que marcan a las gentes, les hacen tomar un partido, orientan o destrozan su vida, etc. Ahora bien, no es lo mismo sufrir un acontecimiento a los sesenta años, que a los veintitantos...».95

Aranguren respondía con estas palabras a una encuesta realizada por la Revista Ínsula sobre la generación del 36; y es certeramente aplicable a los hombres que vivieron e investigaron en los años anteriores a la guerra civil, y que en los años posteriores, dentro y fuera de España, siguieron tenazmente realizando. Por ello llamamos continuidad a la franja cronológica de los cuarenta a los setenta.
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3. Continuidad: Los cuarenta-setenta
Aunque recolecciones, estudios, artículos, aparecieran publicados en este periodo, casi todos los investigadores habrían realizado una importante labor en el período anterior, o hacia 1960 daban a conocerse a través de estudios sobre el tema. Es el primer caso, el de un Joan Amades, Aurelio Espinosa, Bonifacio Gil, Fermín Bouzas Brey y, aún más, Vicente García de Diego.
Existen circunstancias comunes: el acontecimiento desgarramiento del 36, atomización y olvido, solitarias tareas, publicaciones exiguas, escasa difusión, artículos en revistas especializadas, una constelación de incidentes del diario vivir que aminora y debilita la inquietud que no cesa.
3.1. La Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, dirigida por Vicente García de Diego, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, publica excelentes y documentados artículos sobre juegos y rimas infantiles con las firmas de Fermín Bouzas Brey (1948); Theo Brandao (1950); Marciano Curiel Merchen (1944-45); Diego Cuscoy (1950); Fernández Costa (1952); Aurelio Espinosa (1954); Fuente-Pascual (1944-45); Pilar García de Diego (1950); Vicente García de Diego (1961); Pérez de Castro (1953-56); José Pérez Vidal (1963).
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3.2. En su continua investigación de la lírica tradicional, José Pérez Vidal ha manifestado su preocupación por la herencia poética del niño. Interesantes calas a esta temática, aparecidas en revistas especializadas, citaremos: «Folklore infantil canario: Cantos y juegos en la plaza» (1960); «Pico pico melorico» (1962); «¿Dónde está el agua, dónde está el buey?» (1963).
3.3. Folklore infantil (Luis Diego Cuscoy), Cancionero infantil (Bonifacio Gil).
Más de veinte años separan la publicación de estos dos ejemplares, recolecciones de juegos y rimas populares de los niños. En Folklore infantil (1943), su autor Luis Diego Cuscoy anota:
«Para nuestra recopilación folklórica hemos pasado muchas horas junto a los viejos, hasta hemos jugado mucho con los niños (...). Por lo que respecta a las Islas, especialmente a Tenerife, más estudiada en este aspecto folklórico, los juegos infantiles, cuentos, tradiciones, canciones, adivinanzas, comparten a grandes rasgos las características peninsulares, pero a veces destacan un detalle o añadido claramente insular96».

Clasificado en canciones de cunas, ñoñerías y oraciones, juegos de sorteo y corro, canciones de corro y recitados, juegos de saltar, correr, con objetos, formulillas, juguetes y cuentos tradicionales, amuletos, curanderismo infantil, adivinanzas y enigmas, reúne un interesante muestreo de la cultura infantil tradicional.
3.5. Bonifacio Gil, de fecunda labor en Extremadura, buscador de la tradición oral, hacía un llamamiento en su Cancionero infantil (1964), fatalmente desoído, esperando desesperando por algún
«editor entusiasta que emprenda la publicación de un extenso libro de Cantos infantiles tradicionales, que tengo acabado, donde están representadas todas las regiones españolas, es decir todo un panorama de la lírica del niño, sin contar los materiales de otra obra aún más dilatada y exhaustiva, sobre Juegos

(Cancionero infantil, 1964, pág. 10)
               


  
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Bonifacio Gil, desaparecido en 1965, no vería tal obra editada; pero ¿ni tan siquiera casi veinte años después podremos tener ese inestimable material tan tenazmente rescatado?
3.6. Folklore y escuela: Cancionero escolar español (1945), A), seleccionado «del cuantioso material inédito que posee el Instituto Español de Musicología» por Juan Tomás y José Romeu Figueras, da a conocer canciones de corro, juegos, incluyendo versiones catalanas, gallegas y vascas, con notaciones musicales y explicación de movimientos de las canciones-juegos.
3.7. El folklore y la escuela (1958), que Arcadio de Larrea Palacín fecha en 1952, va destinado a maestros rurales para «brindarles un instrumento de trabajo útil para ellos mismos y sus discípulos», a través de cuestionarios encuestas para la recopilación y aplicación de las tradiciones populares en el ámbito escolar97.
3.8. El folklore infantil en la «Historia de la literatura infantil». Carmen Bravo Villasante, iniciadora de la investigación en estudios literarios dedicados a la infancia, subraya en Historia de la literatura infantil española (1959), capítulo X, la entidad del folklore oral como manifestación de lo literario.
En la primera Antología de la Literatura infantil en lengua española (1963), registra un breve muestrario del folklore infantil, que «aún está por recoger» y que en libros posteriores para niños difunde en cuidadas ediciones.
Carmen Bravo Villasante apunta el valor del niño como protagonista del hacer literario:
«El niño vive el folklore infantil antes de empezar a leer y escribir, y durante muchos años se nutre de todas estas manifestaciones anónimas en las que él mismo participa, retocándolas unas veces, deformándolas otras, hasta el punto de intervenir en ellas como verdadero creador.»

(C. B. V.: Antología de la literatura infantil)
               

3.9. Folklore infantil: la memoria de los poetas.
Desde la infancia evocada, desde la misma herida abierta, dos   —172→   poetas reconstruyen la niñez, en un país presente-ausente: José Moreno Villa en un libro entrañable, Lo que sabía mi loro (1945), y Gabriel Celaya, en La voz de los niños (1972). Celaya defiende el derecho a recuperar su lengua, sus años primeros, la de él y la de cada uno nacido en este país:
«Tanto más nostálgicamente cuanto más es un hombre dolorido, como lo somos todos, hambrientos de pureza hasta la violencia, hambrientos de alegría y libertad, traicionados nunca sabemos por quién, quizás por uno mismo...».

(Celaya: La voz de los niños)
               

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Extraído de su memoria familiar e infantil, suma al euskera unos cuantos cientos de sonsonetes castellanos, engrosados por datos de anteriores recopilaciones: Rodríguez Marín, Machado y Álvarez, Maspons y Llabros.


4. Continuidad. Una mirada al presente (1976-1982)
El resurgimiento de las muy diversas identidades culturales del Estado español ha propulsado el estudio de las tradiciones populares, y aun reforzadamente locales. Hay datos fehacientes: reedición de obras agotadas Rodríguez Marín (1982), Braulio Vigón (1980), Ampudia Llanos (1977), Pérez Ballesteros, Antonio Machado y Álvarez (1982); las multiplicadas ediciones de libros para niños (ver abajo); las nuevas ediciones, muchas de ellas con el apoyo de ayuntamientos, entidades culturales, cajas de ahorros, de la geografía hispánica. Aunque esta loralización impresora dificulta con exceso la posibilidad de acceder a las nuevas publicaciones, a no ser por la atención generosa de amigos que hacen llegar, ya el libro, ya los datos necesarios.
4.1. El grupo «Etniker-Bizkaia» y Esteban Guerica son coautores de Juegos y canciones infantiles (1979), cuaderno dividido en las dos partes enunciadas en el título, con escogidas ilustraciones. Registra el grupo «Etniker», juegos que hoy siguen practicando los niños en   —173→   Vizcaya, y que constatamos no difieren de los jugados en Castilla, por ejemplo, aunque la denominación sea en euskera, y tenga las variaciones pertinentes. La segunda parte con notaciones musicales, posibilita el acceso, fundamentalmente a las canciones infantiles ya recogidas por R. M. Azkue y por M. Lekuona.
4.2. El Consejo Regional de Asturias, sin indicación de autor, edita Juegos infantiles asturianos (1980), con el deseo de estimular la «recuperación de nuestra cultura», al mismo tiempo que ofrecer esta gavilla de 44 juegos de los niños, citando las fuentes del trabajo: Braulio Vigón y la recolección in situ de R. López Blanco y Antonio García Linares.
4.3. Arturo Romani solamente reseña en Xogos infantiles de Galicia (1979) «aquelles que conocemos, en nos que o autor tomau parte activamente durante a sua infancia». Distribuido en juegos de verano, invierno, de rapacer, de ninas y xogo do galo, de los mayores, en los martes de carnaval, es ciertamente una interesante muestra, aun en su brevedad.
4.4. Recientemente editado, el excelente trabajo de recopilación de juegos, canciones y adivinanzas de Galicia -a partir de fuentes bibliográficas- Leiras e enredos para os mais pequenos (1983), realizado por Maruxa Barrio y Enrique Harguindey.
4.5. El volumen I de los Juegos tradicionales aragoneses (1978) lo constituyen las diversiones de los muchachos. Con multitud de voces regionales, Luis García Vicien construye una compilación acumulativa de los juegos de las plazas, en el campo, juegos atléticos y juegos sedentarios, extremando la idea de juego «sólo de niñas» o «juegos para muchachos».
4.6. Con especial dedicación a la recogida de campo, cuentos, canciones, romances de la tradición oral, Joaquín Díaz -director de la Revista de Folklore- ha reunido bajo el título de Cien temas infantiles (1981) juegos y motivos recitados, cantados, con notaciones musicales en el área castellana.
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4.7. Desde Valencia, una original carpeta con 15 fichas dibujadas y descriptivas, «herramientas de papel para recuperar juegos y provocar sueños»: Xocs valencians de xiquets (1982), seleccionados por R. Pérez Contel, Pérez García. Repertorio extenso y excelente libro, Jocs del xiquets al País Valencia (1979), de Josep Bataller Calderón, clasifica en jocs afectius, jocs motrius, jocs d'habilitat o de força, jocs diversos, más de doscientos cincuenta temas, dando una sugestiva panorámica de la cultura infantil mediterránea, precedido de las palabras de Sanchís Guarner.
El autor del libro, miembro del Colectivo de Maestros de la Safor (Valencia), conjuga la realización de un trabajo con la realidad de la escuela o, para ser más preciso, la vinculación entre folklore y educación. Rescatando los valores pedagógicos, elaboran los autores Lanuza-Pérez-Fernández, el juego popular aplicado a la educación (1980), en un práctico y muy bien estructurado manual.
4.8. Especial atención ha tenido el colectivo pedagógico de Rosa Sensat en recalcar la importancia del folklore, no sólo a través de cursos a educadores, sino también en la publicación de documentos como: Folklore a l'escola bressol (1980), donde evidencia el planteamiento alejado de una visión «didáctica», en el estricto sentido de aplicación mecánica de tareas técnicas, para dar paso a un «aire de fiesta para ser espontáneo y vivido», porque «el folklore forma parte de nuestra vida».
4.9. Virolet San Pere (1977) y Virolet San Pau (1981), colección de cantos y juegos para los primeros años, de Monserrat Busqué; dos libros de indudable aportación para el maestro relacionado con niños pequeños, por el contenido y grafía musical y notas en cada juego y canción.
4.10. Un detenido estudio sobre la relación del juego y educación de los educadores catalanes en las primeras décadas del siglo. El Joc, eina pedagógica a Catalunya (1982), de la investigadora María de Borja y Solé, incluye documentos de la época y una cuidada bibliografía.
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4.11. Entre folklore y educación
Los serios intentos de recuperación del patrimonio cultural y popular tienen una estrecha relación con un replanteamiento educativo en los diversos grupos de trabajo de maestros y los movimientos de renovación pedagógica. La escuela no es la deparadora de la cultura -la tarea informativa del maestro es risible comparándola con el nivel de información de televisión-; ni el maestro el detentador y poseedor de los bienes culturales. En todo caso, el maestro abrirá nuevas perspectivas, revalorizará con conocimientos profesionales la cultura de la comunidad en la que realiza su tarea cotidiana. La escuela -en cuanto comunidad escolar-educadores-alumnos-padres- necesita entroncarse en la vida y sus, a veces no idílicos, cuestionarios. Convertir el aula en un sitio de encuentro, evitando desarraigos del niño con su medio familiar, con su menguada cultura tradicional.
ilustración
Recuperar la tradición es saber analizar, debatir, relacionar lo popular con autores clásicos y contemporáneos. El folklore infantil es un legado que el maestro tiene que saber instrumentar: técnicas de recuperación, clasificación e investigación, para posibilitar la transmisión y comprensión de esta vertiente cultural.
Porque en la escuela, desde la escuela, también se investiga. Investigación, trasmisión, operaciones que no anulan el espíritu del juego, antes bien incitan a reflexionar, abriendo propuestas de re-creación.
Durante años he tenido estos supuestos como propuestas de trabajo en múltiples cursos impartidos para formación del profesorado; en grupos de estudio, en el Seminario de Literatura Infantil (Acción Educativa), donde compartimos esta línea en la reflexión de literatura oral-escuela con Federico Martín Nebras98 y los educadores integrantes del Seminario.
La recolección, el análisis de las estructuras poéticas tradicionales, motivaron artesanales ediciones-cuadernos: «Pedagógicos» (Colombia, 1976); «Recopilación del saber popular canario» (Tenerife, 1979), realizado por maestros convocados por el ICE de la Universidad de La Laguna; «Creando y recordando. Cuadernos de Adarra», por alumnos de Magisterio en Pamplona (1980); la elaboración del «Cancionero del niño de Albacete» (1980), así como varias experiencias de imprenta en el aula.
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Añadiría, con el fin de no escamotear información, el lento -inacabable-, trabajo inédito: el «Catálogo-estudio de lírica tradicional infantil», así como otras contribuciones al tema99.



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