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miércoles, 3 de agosto de 2011

Cada cual atiende su juego. Cuentos infantiles

ArribaAbajo3. Libros infantiles, didácticos y de entretenimientos de los siglos XIX y XX


1. Juegos populares y pedagogía: Naharros, Muñoz Maldonado, Fernández Villaverde, Santos Hernández
1.1. Maestro Real y del Colegio de esta Corte, según reza en su Silabario para la nueva arte de enseñar a leer (1787), Don Vicente Naharros -el popular Narro de los escolares, avanzadas las primeras décadas del XIX- da a conocer en la imprenta de Fuentenebro, en el Madrid de 1818, un pequeño tratado, de excelencia y estimación, para mantener sano el entendimiento y vigoroso el cuerpo: Descripción de los juegos de la infancia. Los más propios a desenvolver sus facultades físicas y morales, y para servir de abecedario gimnástico.
El alcance de su proyecto no estaba exclusivamente en su novedad -«ésta es la primera vez que se presenta a los niños españoles, un tratado elemental de gimnástica»- como en otras precisiones. Una de ellas, constatar la influencia de la pedagogía del juego de los filántropos alemanes -Basedow, Trapp, Campe100- en estas latitudes; y otra: el libro de Naharros es utilizado en las aulas como texto de aprendizaje lector, instrumento de iniciación a la lectura-literatura infantil101.
El juego -apunta Elschenbroide-, en la pedagogía filantropista, conserva «las ventajas del juego libre, el carácter de independencia, de actividad altamente motivada, con la indispensable disciplina y necesaria instrucción»102.
Naharros anota los juegos «muy en uso en casa de señores», recordando en alguna descripción
«que no se deben considerar como simple diversión, ...si la   —177→   habilidad y gracia, por otra parte nos ofrece en mil ocasiones, en la guerra, en la caza, en los viajes y en todo el curso de la vida, los medios de escapar de una multitud de peligros.»

(Naharros: Descripción de los juegos...)
               

Si en el tratado de Naharros se atiende a aquellos juegos instructivos, necesitados de la activación pedagógica del educador, para niños, jóvenes pertenecientes a la burguesía ilustrada de la villa y corte de finales del XVIII y primeros del XIX, no se desdeñan aquellos otros trasmitidos espontáneamente (adivina quién te dio, las nueces, peonza, gallinita ciega, cuatro esquinas, etc.).
«La industria de la infancia ha sabido inventarse ella misma los divertimentos que le convienen y proporcionarlos, no solamente a la edad y a la fuerza de aquellos entre quienes juega sino que también ha sabido apropiarlos a los diferentes sexos.»

(Naharros: Descripción... «La gallina ciega»)
               

1.2. Preocupado por la sana educación de los niños, alentado por una sociedad de padres de familia, el director-redactor José Muñoz Maldonado publica el periódico El mentor de la infancia (1843-1845), por una amena instrucción, sin olvidar de puntualizar lo divertido, lo útil y lo moral, para «el buen desempeño de nuestro filantrópico propósito». Reseña varios juegos populares. El barquillero, El toro, La gallina ciega, El columpio, El salto de la mula, El milano. Destacaremos, junto a los pequeños grabados que lo ilustran, un dato relevante. Muñoz Maldonado, sin nombrarlo, tiene presente el magisterio y la organización comparativa del libro de Caro. En «Los juegos de la antigua Grecia» construye un vivaz diálogo, pasando revista de los vigentes para los muchachos de la primera mitad del XIX, recreando interesante analogía «con vuestros propios juegos y la de los antiguos».
Mediado el siglo XIX y aun en los primeros años del XX, la sana diversión de los niños con las familias es reconsiderado como un elemento social y educativo. De la traducción de libros franceses sobre el tema103 resultarán colecciones de juegos para toda propicia ocasión y edad. Es de agradecer que los traductores incorporen los motivos y temas propios a los libros traducidos.
  —178→  
1.3. En Juegos y entretenimientos de las niñas (1864), F. Fernández Villabrille atestigua estos criterios:
«aunque hemos tenido presentes a varios autores que han escrito sobre los juegos, hemos hecho más bien extractos (...), seguimos a veces a M. de Chabreaul, para cuyo interesante libro fueron hechas las lindas viñetas que adornan nuestro texto».

(Fernández Villabrille: Juegos... Prólogo)
               

Divididos en Juegos de acción, (treinta y dos juegos, entre ellos el milano, el escondite, el zapato, la gallina ciega, las cuatro esquinas, de codín a codán, la pata coja, pinto pinto gorgorito); Juego con juguetes (suman 33 entre columpio, aro, charolo, cuerda, sortija, tres en raya, etc.); Juegos de ingenio (juegos de prendas y charadas).
1.4. Publicada por la ahora casi mítica editorial Calleja, en la biblioteca Perla, Juego de los niños en las escuelas y colegios (¿1895?), con grabados de M. Picolo, se inscribe en la línea del juego con fines didácticos.
Evidencia su autor, el jesuita Santos Hernández, su buen conocimiento de la línea pedagógica de los internados, a los que dedica su libro.
«... bien ordenados y sabiamente dirigidos de exigir a los alumnos tanta diligencia en el recreo como en el estudio, y castigar la falta de puntualidad en los juegos lo mismo que en las lecciones. (...)
La iniciativa en el juego celosamente controlada, es privativa de los adultos, porque nunca intentarás cambiar, sin el consejo de vuestros superiores, los juegos establecidos, por otros acaso desconocidos, que aquí encontrarás.»

(Santos Hernández: Juegos..., X-XII)
               




2. El juego entretenimiento en libros infantiles del siglo XIX
2.1. Recreo de la infancia nos devuelve el ámbito de la plaza y   —179→   las calles. Citado por los fundacionales del 80, y destacado como «libro precioso, valiosísimo para el estudio del folklore infantil» en el Catálogo histórico... (1968), de Carmen Bravo Villasante104, este espléndido libro nos devuelve el juego de raíz popular. Recreo de la infancia (1855) lleva las siglas del autor F(austo) L(ópez) V(villabrille) y reúne colección de juegos y cancioncillas escritos
«con la misma sencillez con que aprendí y los jugué cuando niño, pudiendo decir que no he hecho más que trasladar los recuerdos de esa edad venturosa de la infancia».

(F. L. V.: Recreo de la infancia. Prólogo)
               

2.2. La misma vivacidad, sencillez, el mismo interés humano de legar a otros niños los juegos aprendidos y jugados, encontramos en el libro del gran recolector catalán Maspons i Labros, Joch de la infancia (1874), dedicado a sus hijos, para que no olvidaran los juegos de la madre cantando


Virolet Sant Pere



virolet Sant Pau.




Juegos con otros niños pequeños, de corro, días de fiesta, saltos danzados. Esta ejemplar recolección popular fue reeditada por su hijo Maspons i Anglaçell con el título de Jocs d'infants (3.ª edición en 1933) con excelentes dibujos de línea, de APA.


3. Noticias del libro infantil en el siglo XX
En el juego de la comba las nenas cantan-cuentas los saltos con esta retahíla:


Colección diez



Colección veinte



Colección treinta...



ilustración
  —180→  
Continuando el espíritu de salto en el espacio-tiempo, enuncio los libros de folklore destinados a los niños aparecidos entre 1920 y 1982.
Colección 20, 30, 40, 50, 60...
3.1. Recopiladas y anotadas por Fernando Llorca, las canciones y juegos del libro Lo que cantan los niños (¿1919-1920?) contienen el espíritu de estudio de un Rodrigo Caro o Rodríguez Marín, pues «todas las canciones, aun las más populares, llevan un escrupuloso trabajo de reconstrucción, confrontamiento»105.
Pero el libro es un libro de niños, para ellos, dictados por ellos, y las importantes notas de la procedencia o analogía de los juegos están pensadas «para que la podáis leer como un nuevo juego de curiosidad».
El copiosísimo y excelente material infantil está dividido en primeras canciones, canciones de corro, juegos de corro, juego sin canciones, coplas del tiempo, trabalenguas, juguetes hechos por los niños y cosas de chicos; una constelación de palabras, poemas y movimiento con pequeños dibujos de R. Manchón.
Entre 1920 y 1936, el niño español reconoce en tres ejemplares libros su propia voz, recobrada por Fernando Llorca, Aureli Capmany y las reediciones de Jocs d'infants, de Maspons y Llabrós.
3.2. Excepcional por ser llamada, escondido clamor de infancia y país perdido, memoria luminosa de José Moreno Villa, poeta y dibujante en el exilio. Lo que sabía mi loro (México 1945), reeditado en España treinta y tres años más tarde por Jaime Salinas, con prólogo de Luis Izquierdo, obra lírica irrepetible. Un libro-herencia a su hijo, del poeta cuyo legado es la literatura vivida; voz colectiva y personal evocación, manojo de lo popular/culto: adivinanzas, canciones, refranes, juegos. Otras voces nominadas: Cervantes, Fray Luis, Bécquer, Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, el recuerdo de las canciones y el piano de García Lorca... Trozos aprendidos de versos famosos, prosa a retazos, estampas populares de aleluyas, frases que vuelven, memoria, memorias, como las oscuras golondrinas en remotos balcones, ritmos y palabras irrenunciables. Alberti lo decía:
Retornos de lo vivo lejano.


  
—181→  
3.3. Desde una mágica edición, en Tetuán, Arcadio Larrea Palacín, publica A la rueda, rueda. Canciones de las niñas (1955). Libro escondido en su pequeñez, pleno de canciones, juegos, romances que cantan (¿aún?) los niños en columpios, combas, corros, recogidos y guardados por incesante búsqueda de Larrea Palacín.
3.4. Jugar y cantar (1964), de Bonifacio Gil, en una cuidada edición, ilustrada por Goico, recoge algunos juegos de la colección excepcional que hiciera Bonifacio Gil, en su larga vida de investigador de la literatura oral.
ilustración
Colección 70 - Colección 80
3.5. Una dola tela catola. El libro del folklore infantil (1976) y, dos años más tarde, Adivina Adivinanza (1978) y Colorín, colorete (1983), de Carmen Bravo Villasante, Premio Nacional de Investigación en Literatura Infantil, constituyen un valiosísimo material, tanto por el objetivo,
«para que los niños en la escuela y en su casa canten, reciten y jueguen con este folklore que es suyo, hemos recogido estas rimas de boca de los mismos niños y de los mayores, que recuerdan el folklore de su infancia»,

como por la aportación gráfica de las bellas estampas y cromos populares del XIX, seleccionadas por el ilustrador Miguel Ángel Pacheco.
Carmen Bravo Villasante extiende el material recopilado en otra nueva edición para niños, China china, capuchina en esta mano está la china (1981), con ilustraciones de Carmen Andrada, reiterando el material del folklore infantil: juegos y retahílas, nanas, oraciones, canciones de corro y comba, cuentos breves, villancicos, mentiras y patrañas.
3.6. Enlazan rimas populares infantiles con breves textos de   —182→   Antonio Machado, Federico García Lorca, Pito Pito colorito (1976), en la selección de Asunción Lissón y María Eulalia Valeri, con ilustraciones de Carmen Solé, Tina Ribó. Libro «elaborado con amor» para que
«desde ahora el niño ame los libros. Es éste tal vez uno de los primeros que pondréis en sus manos, hemos hecho una selección de cosas para él; para contarle, para mostrarle, para cantar, para jugar con él... cosas que por haber sido muy nuestras, los mayores todavía recordamos».

ilustración
En Olles, olles de vi blanc, de las mismas autoras, reúne la tradición oral del folklore catalán, con las mismas propuestas e ilustraciones que el libro castellano.
3.7. En lengua catalana, destinado a las primeras canciones y juegos de los más pequeños, Soneta, vine'm al ull (1982), de Carmen Alcoverro y Dolores Senserrich. Un muestrario de canciones de cuna, pequeños juegos, con la doble intención de recuperación de costumbres y tradiciones del país catalán, y de encuadramiento pedagógico y su aplicación didáctica. Libro para niños y educadores, con ilustraciones de Ángeles Seberat.
También de Carmen Alcoverro es el libro de adivinanzas Coll de carabassa, boca de serpent (1981), edición para niños y para maestros, una deliciosa selección de 230 adivinanzas populares y de pequeños poemas de los bestiarios de Josep Carner y Per Quart.
El análisis de adivinanza a nivel de lenguaje y las diversas propuestas de trabajo, incluidas en los últimos capítulos, convierten a este libro en una eficaz ayuda en la biblioteca del aula.
3.8. En Libre d'anar anant (1982), Empar de Lanuza hilvana juegos y rimas en el relato de dos niños valencianos, que siguen el ritmo y el ciclo de días y estaciones, a través de creencias, adivinanzas, formas folklóricas. Texto que facilita el aprendizaje del valenciano a partir de la recuperación del mundo apacible y rural de la cultura tradicional infantil, magníficamente ilustrado por Manuel Boix.






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